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Fortalecer los centros de apoyo empresarial en Honduras que atienden a las MiPyMEs podría ayudar a mejorar la economía y el bienestar de los hondureños. Las lecciones aprendidas durante este proceso pueden aportar buenas prácticas para centros e iniciativas similares en otros países de América Latina.
Las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) son una fuente vital de oportunidades económicas para las poblaciones vulnerables de Honduras y representan alrededor del 25% del producto interior bruto del país. Sin embargo, las MiPyMEs se enfrentan a importantes obstáculos para su crecimiento, como la falta de acceso a la financiación y a los mercados, la falta de capacidad de gestión y el uso limitado de la tecnología.
Para que las MiPyMEs superen estas barreras y prosperen necesitan tener acceso a servicios de apoyo empresarial de alta calidad. Estos servicios están disponibles en Honduras, pero la calidad varía según las distintas zonas del país. Una red de 12 centros regionales de apoyo empresarial (CDE-MIPYME) desempeña un papel fundamental en la atención de las necesidades de apoyo empresarial de las MiPyMEs, proporcionando formación, ampliando el acceso al crédito y ofreciendo asesoramiento fiscal y jurídico, entre otros servicios. Estos centros son la principal fuente de apoyo a las MiPyMEs en las zonas rurales y son uno de los pocos actores del país que ofrecen apoyo gratuito. Sin embargo, dada la variabilidad en la calidad, la experiencia de apoyo y el impacto en el desempeño pueden ser muy diferentes para las MiPyMEs dependiendo de su ubicación.
Algunos centros no ofrecen la misma calidad de asesoramiento que nosotros porque no tienen los recursos necesarios. Eso al final nos afecta a todos porque compartimos una marca y la gente piensa que todos somos iguales” Asesor del CDE-MIPYME
Los programas de servicios de apoyo bien ejecutados tienen el potencial de catalizar el crecimiento de las MiPyMEs y se necesitan con urgencia en Honduras, donde la población de 9.5 millones de personas experimenta los niveles de pobreza más altos de América Latina, con más del 66%. Como parte de un esfuerzo por mejorar el ecosistema empresarial para las MiPyMEs, Dalberg trabajó con el programa Transformando Sistemas de Mercado (TMS) apoyado por USAID, y liderado por ACDI VOCA en colaboración con Alterna y SENPRENDE, para evaluar las capacidades de los centros de apoyo empresarial e identificar áreas de mejora y recomendaciones que podrían ser implementadas en toda la red de centros.
Comprender y mejorar el apoyo empresarial a las MiPyMEs
Una de las principales razones de la inconsistencia en la calidad del servicio entre los 12 centros de apoyo a las MiPyMEs es su evolución independiente a lo largo del tiempo. Aunque en su lanzamiento sus sistemas y enfoques estaban alineados, con el tiempo se abrieron nuevos centros y las operaciones y procesos de cada centro se adaptaron a las necesidades individuales de las regiones a las que prestaban servicio. Esto es algo positivo, ya que algunos centros siguieron madurando y ofreciendo a sus clientes de las MiPyMEs servicios y sistemas mejores y más valiosos, pero este proceso no se produjo de forma consistente en todo el país.
El apoyo del centro ha sido muy útil, el personal asesor y directivo da una orientación excelente”, dice un cliente, pero según otro, “los centros tienen que innovar más y ayudar más con el proceso y la formación.
El fortalecimiento de la red de centros de apoyo permitiría, a largo plazo, que los clientes MiPyME obtuvieran mejores resultados. Sin embargo, para lograr un mayor impacto para el país en general, habría que enfocarse más en mejorar el acceso y los servicios para las empresas dinámicas y de alto crecimiento que pueden escalar y crear el mayor beneficio económico.
Dalberg desarrolló un marco para evaluar la red y los 12 centros empresariales que incluyó el proceso de selección, el tipo de apoyo prestado, el acceso y el uso de los recursos, el aprendizaje y la sostenibilidad. Para este proceso, Dalberg consultó con los empleados de los centros, los clientes de las MiPyMEs y otros actores del ecosistema, como las cámaras de comercio y las ONG, para identificar las oportunidades de mejora.
Las buenas prácticas de los centros más maduros constituyeron la base de un conjunto de recomendaciones que ahora se están aplicando en todos los centros CDE-MIPYME para ayudar a dirigir y fortalecer a los que se han quedado atrás. Estas prácticas ofrecen lecciones que podrían apoyar a otros centros de apoyo a las MiPyMEs en América Latina, entre ellas: reconocer la importancia de una segmentación adecuada para mejorar la focalización y la selección de los clientes; explorar modelos de cobro que aseguren que los clientes tengan participación en el riesgo para promover un compromiso total; y diversificar los modelos de facilitación para adaptarse a las necesidades y preferencias de los clientes, lo que fue particularmente importante para reducir el impacto de COVID-19 y establecer procesos formales para el intercambio de conocimientos y el aprendizaje continuo.
Impacto y próximos pasos
Aunque existen muchas oportunidades de mejora para los centros, su voluntad de dar pasos hacia la mejora fue un buen punto de partida, y ayudó a crear un plan de acción para implementar y mejorar los servicios.
El gobierno y los centros de apoyo se han mostrado receptivos y han acogido la oportunidad de explorar mejores formas de trabajar. Han empezado a aplicar cambios, y las alianzas entre el gobierno, las organizaciones regionales y el mundo académico son ahora más ágiles a lo largo de toda la red.
Estos son los primeros pasos hacia la creación de servicios de apoyo empresarial coherentes y de alta calidad en toda la red de centros de apoyo a las MiPYMEs, y con el tiempo la economía se beneficiará.