Los Autobuses Eléctricos Están Acelerando la E-Movilidad en América Latina

Las ciudades más grandes de América Latina están abordando el clima y la movilidad invirtiendo en autobuses eléctricos con el apoyo de actores clave como el gobierno, fabricantes, financiadores y operadores. Fabiola Salmán, socia de Dalberg y Sylvia Warren, socia asociada, presentan los factores que están impulsando al mercado, los nuevos modelos de negocio y los habilitadores necesarios para aumentar la inversión. Este artículo se publicó originalmente en Impact Alpha y puede consultarse aquí.

Las flotas de autobuses eléctricos de cero emisiones que operan en América Latina eran hasta hace poco un sueño lejano, especialmente para los habitantes de las ciudades desplazandose al trabajo en las congestionadas avenidas atravesando espesas nubes de contaminación del aire. Pero la transición de los sistemas de transporte público de América Latina a la e-movilidad se está acelerando. Esto es un cambio bienvenido para los pasajeros. También, está creando oportunidades para los inversionistas, los fabricantes, los operadores y las empresas de servicios públicos que colaboran bajo nuevos modelos de negocio.

Las políticas públicas, la disminución de los costes de la tecnología y la innovación en el modelo de negocio han desencadenado una fase de rápido crecimiento de los autobuses eléctricos en toda América Latina. Los inversionistas están empezando a desplegar capital en el sector, sin embargo, es necesario trabajar más para garantizar que este crecimiento del mercado continúe y genere beneficios tanto financieros como sociales.

Impulsores del mercado

Desde marzo del 2021 se han realizado más de 10 transacciones de aproximadamente 2,000 autobuses eléctricos en Santiago, Bogotá, Medellín, Ciudad de México y otras ciudades. Compárese con lo ocurrido hace dos años, cuando el único ejemplo de transacción de autobuses eléctricos a escala comercial en América Latina se produjo en Santiago.

Bogotá, en particular, se ha convertido en un líder en el espacio de la e-movilidad, con una flota contratada de 1,485 e-buses, 351 de los cuales ya están en funcionamiento.

Diez posibles operaciones en curso podrían suponer otros 8,000 autobuses eléctricos en toda la región.”

La aceleración está impulsada por avances tecnológicos y políticos. Desde el punto de vista tecnológico, la oferta local de autobuses eléctricos se ha ampliado, incluyendo los populares tamaños de 8 y 12 metros, y los precios medios de las baterías han disminuido un 53% en los últimos cinco años. Empresas como BYD, Yutong y otras tienen ahora capacidad de venta y mantenimiento en ciudades latinoamericanas.

Desde el punto de vista político, las 10 ciudades más grandes de América Latina han realizado compromisos para realizar la transición a los autobuses eléctricos. También está aumentando la coordinación entre los actores gubernamentales, los fabricantes, los financieros y los operadores, gracias al trabajo de Zero Emissions Bus Rapid Deployment Acceleration, (Aceleración del Despliegue Rápido de Autobuses de Emisiones Cero) o ZEBRA, la Partnership for Green Growth and Global Goals o P4G, y otras iniciativas de asociación.

En particular, el desarrollo de nuevos modelos de negocio ha hecho posible la adquisición de autobuses eléctricos por parte de gobiernos municipales con recursos limitados.

Innovación en el modelo de negocio

El despliegue de los autobuses eléctricos bajo nuevos modelos de negocio ofrece un caso de negocios sólido a los inversionistas. Los nuevos modelos de negocio utilizan dos mecanismos clave para aumentar la viabilidad financiera de los autobuses eléctricos:

  1. Ajustar las fuentes y las condiciones de financiación para que se alineen mejor a los flujos de caja de un autobús eléctrico, que requiere una mayor inversión inicial pero un menor costo operativo a lo largo del tiempo.
  2. Separar y transferir la propiedad de los activos a nuevos actores, como los fondos de capital y las empresas de servicios eléctricos que entran en el mercado. Al comprar los activos de los autobuses eléctricos y arrendarlos a los operadores, estos nuevos actores comparten los costos y el riesgo, al tiempo que aprovechan su posición financiera más fuerte en relación con los operadores tradicionales.

Usando estos mecanismos, las ciudades están estructurando contratos con una tasa interna de retorno, o TIR, para los inversionistas del 9-18%, que es consistente con las tarifas y subvenciones existentes y el nivel de riesgo de los proyectos- lo que significa que no hay impacto financiero para los pasajeros.

El resultado: el interés de los inversionistas por financiar proyectos de autobuses eléctricos en América Latina está creciendo. En diciembre de 2020, 17 fabricantes de vehículos e inversionistas anunciaron su compromiso de aportar nuevos productos y financiar transacciones de autobuses eléctricos a través de la asociación ZEBRA. Los inversionistas incluyen una mezcla de instituciones financieras de desarrollo (BNDES, el Banco de Desarrollo de Brasil), empresas de energía y servicios públicos (Enel X, EDP Brasil), empresas de transporte (Ascendal) y fondos de inversión (AMP Capital, ARC Global Fund, Ashmore Management Company, John Laing y NEoT).

Cada tipo de inversionista tiene un rol distinto. Las instituciones financieras de desarrollo, o IFD, pueden aprovechar su flexibilidad para financiar directamente a los operadores mediante líneas de crédito, como han hecho con Findeter en Colombia y el BNDES en Brasil. También pueden financiar directamente a terceros propietarios de activos y/o proporcionar garantías de crédito para mitigar el riesgo del proyecto.

Las empresas de energía, como Enel X, Engie y CELSIA, están interesadas principalmente en los mercados más avanzados, como Colombia y Chile, y pueden desempeñar un papel de liderazgo en el desarrollo de la infraestructura de recarga de autobuses eléctricos.

En general, este panorama en rápida expansión no muestra escasez de capital para sacar adelante proyectos bien estructurados.

Entorno favorable

Unos cuantos elementos habilitadores podrían contribuir en gran medida a traducir el interés de los inversionistas en inversiones concretas. Dado el bajo desarrollo del mercado, los inversionistas se enfrentan a retos como la falta de proyectos financiables a nivel ciudad – seguramente el mayor reto – la falta de modelos de proyecto estandarizados y los limitados conocimientos sobre movilidad eléctrica o el conocimiento técnico de los inversionistas, los operadores y las autoridades de transporte público, lo que podría traducirse en resistencia pública.

Superar estos obstáculos requiere tres esfuerzos principales:

Preparación de proyectos para crear una cartera de proyectos bien estructurados y financiables que satisfagan las necesidades de los inversionistas. Esto requiere definir el reparto de responsabilidades y designar estructuras de pago que generen flujos de caja garantizados, entre otras consideraciones. Además de la experiencia financiera, será fundamental una estrecha colaboración, alineación y apoyo del gobierno, ya que muchas de las condiciones clave para los proyectos invertibles dependen del marco institucional y normativo de cada ciudad. Este apoyo a los gobiernos municipales es especialmente crítico a la luz de los recientes desafíos políticos a los autobuses eléctricos en Santiago y Bogotá, argumentando que los autobuses eléctricos supondrían costos adicionales.

Involucrar a los inversionistas, asegurar compromisos y conectarlos con oportunidades concretas de inversión. Promover el conocimiento entre ciudades es fundamental, dado que muchos inversionistas todavía están aprendiendo sobre las oportunidades de los autobuses eléctricos. ZEBRA, P4G y otras iniciativas pueden desempeñar un papel fundamental atrayendo a nuevos inversionistas, educándolos sobre la tecnología de los autobuses eléctricos, demostrando su viabilidad y asesorándolos sobre cómo reducir el riesgo de las inversiones mediante mecanismos de garantía y condiciones de contratos.

También es fundamental apoyar a los gobiernos de las ciudades que están trabajando para ampliar los autobuses eléctricos, especialmente a la luz de los recientes desafíos políticos a los autobuses eléctricos en Santiago y Bogotá sobre la base de costos adicionales.

Explorar cómo estandarizar las estructuras de inversión entre operadores y ciudades cuando sea posible. Los inversionistas comentan que aún no ven modelos de financiación de autobuses eléctricos escalables. Aunque todavía no existe una solución inmediata para los autobuses eléctricos que pueda aplicarse fácilmente a diferentes números de autobuses en distintas ciudades -como ocurre en el mercado de los autobuses diésel-, hay oportunidades para buscar modelos más escalables y replicables a nivel nacional o regional. Una forma de hacerlo es crear ventanillas de financiación específicas que puedan asumir con flexibilidad los proyectos que cumplan determinados criterios.

Sería valioso poner en marcha un trabajo analítico para recolectar las enseñanzas a profundidad de los despliegues anteriores y estandarizar algunos casos de modelos de financiación escalables. Con base en los resultados, los socios podrían desempeñar un papel activo para ayudar a diseñar y estructurar vehículos de financiación de gran potencial.

La oportunidad financiera de la e-movilidad y el imperativo climático no se limitan al transporte público. Los modelos y las lecciones aprendidas pueden apoyar la transición a la e-movilidad también en otros mercados de vehículos, como las flotas de distribución y los taxis.

La multinacional mexicana Grupo Bimbo cuenta con 4,000 vehículos eléctricos de distribución en su flota. La empresa de comercio electrónico 99 Minutos ha electrificado parte de su flota en colaboración con ENGIE. Estos ejemplos demuestran la viabilidad para las empresas.

La conclusión para los inversionistas es clara: la e-movilidad se está acelerando en América Latina. A medida que el despliegue de autobuses eléctricos y otros vehículos continúa, también lo hace la oportunidad de inversión para lograr un impacto a escala.

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